Te contaré una pequeña historia de vida:
Había un hombre que estaba a punto de ser comido por un tigre, el hombre corría y corría, mientras el tigre lo perseguía sin parar. En ese momento el hombre toma una decisión: se lanza por un abismo para no ser tragado por el tigre.
Cuando está cayendo corre con la suerte de colgarse de una rama. Ahí pasa toda la noche, al siguiente día despierta y mira hacia abajo para ver si puede bajar, pero el tigre lo está esperando dormido.
Justo en ese momento el hombre descubre que en la rama hay una mora, por lo que extiende su mano, la mora se desprende y la introduce en su boca, la mora estalla y calma su sed.
Ahí termina la historia.
Tal vez te preguntes: ¿Cuál es el final?, ¿qué pasó con el tigre?, ¿qué sucedió con el hombre?
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Pero lo importante de esta historia no es el final, no es el tigre… lo que importa es la mora.
El tigre no importa porque representa la muerte, la cual tarde o temprano nos va a llegar a todos, nadie la puede evadir, pero la mora es importante porque representa esas pequeñas cosas de la vida que nadie nos puede quitar, aquellas que nos dan felicidad…
porque felicidad es una decisión que cada uno tomamos y punto, es una decisión personal.
Estas pequeñas cosas son los abrazos o sonrisas de los hijos, los amigos, los padres, porque la riqueza más grande es la humanidad, ya que tomada de una manera correcta nos da un éxito grandioso.