Varios países del mundo nos encontramos en una situación de aislamiento, debido al incremento de casos del COVID-19 o Coronavirus en el planeta.
Trabajos en casa, niños sin escuela, museos y cines cerrados, eventos sociales cancelados e incluso fronteras cerradas, son algunos de los ejemplos del aislamiento necesario que debemos de tomar para evitar más contagios de este nuevo virus que se origino en China.
Esta es la realidad de muchas personas, que se han visto obligadas a tomar medidas de aislamiento para frenar la propagación del Coronavirus. El aumento de aislamiento social y las rutinas diarias interrumpidas pueden llevar a la ansiedad y paranoia.
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Si el COVID-19 despierta angustia “no se debe descartar la consulta con un terapeuta para hacer un abordaje desde la propia historia personal”
El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, hablaba de 3 fuentes de sufrimiento a las que el individuo debe enfrentarse a lo largo de su vida: catástrofes naturales, relaciones interpersonales y miedo a enfermarse. En esta situación con el coronavirus se dan las tres cosas.
Según investigaciones la mayoría de los casos revisados de personas que transitan una cuarentena, registraron efectos psicológicos negativos, incluidos síntomas de estrés postraumático, confusión y enojo.
La separación de los seres queridos, la pérdida de libertad, la incertidumbre sobre el estado de la enfermedad y el aburrimiento pueden, en ocasiones, crear efectos dramáticos.