Mahatma Gandhi decía: “Felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces, está en armonía”, pero… ¿por qué parece tan complicado ser feliz?
A veces estamos tan perdidos en medio de una tormenta que nos olvidamos cómo es caminar bajo los rayos del sol. Si estás aquí es porque quieres recuperar tu felicidad, por eso, a continuación te decimos cómo volver a ser feliz.
#1: NO TE PREOCUPES POR SER ACEPTADO
Lo peor que puedes hacer contra tu felicidad es ser una persona que no eres con tal de ser aceptado. Todos tenemos miedo al rechazo y a todos nos ha afectado de algún modo a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, si ese miedo es tan intenso que supone un lastre en tu vida, es el momento de que empieces a mirarle a los ojos y enfrentarte con él. Lo que ocurre es que normalmente no te das cuenta de la cantidad de gente a tu alrededor que te acepta tal como eres. Sé tú mismo o misma, eso es lo que te hace especial.
#2: NO SIEMPRE TIENES LA RAZÓN
El hecho de no aceptar otro punto de vista nos está reflejando la poca confianza que tienes en los demás. No escuchas las opiniones y argumentos de los otros porque no valoras lo que éstos puedan decir, y por lo tanto te hace tener poca empatía con otras personas. Sabemos que es difícil dar tu brazo a torcer, pero déjalo ir, no vale la pena imponerte y lastimar a los que te rodean. Discutir y enojarte solo le está restando años a tu vida, así que si te enojas mucho, tómate tu tiempo para que vuelvas a tu estado de tranquilidad, pero si estás en lo correcto y la otra persona no quiere escuchar, tampoco vale la pena tratar de cambiar su opinión, solo te desgastarás, piensa en que los demás no quieren o no están en la capacidad de entender tu punto de vista… solo ¡déjalo ir!
#3. DEJA DE CARGAR CON LA RESPONSABILIDAD DE LOS DEMÁS
Cuantas veces nos hemos sentido cansados de resolver los problemas de los demás sin ocuparnos de los nuestros, ayudar es una cosa, tomar responsabilidades que no nos corresponden es otra. Entiende que en una relación, en cualquier ámbito, ya sea laboral, de pareja, familiar o de amistad, todos deben aportar su granito de arena para que funcione, puedes cooperar, pero no cargues con la responsabilidad ajena. Además si resolvemos los problemas de alguien, lo estamos perjudicando e impidiendo su crecimiento, porque las dificultades son para crecer.
#4. DEJA DE QUERER CONTROLARLO TODO
La mayoría de las personas que no son felices quieren controlar todo lo que hay a su alrededor, sin embargo, esta actitud hace que se amargue la existencia de sus seres queridos y también se amarga a sí mismo. Quizá esta actitud tiene que ver con la preocupación de velar para que no le suceda al otro, lo que te sucedió a ti; pero comprende que nadie experimentan en cabeza ajena, deja que las personas aprendan de su propia experiencia, así que deja de intentar controlar a tu pareja, a tus hermanos, a tus padres, a los eventos o a las situaciones. Puedes apoyarlos, mas no controlarlos.
#5. NO TE QUEJES TANTO
Todos hemos tenido alguna vez un mal día o incluso un mal año. Es aceptable que te quejes y tomes tu tiempo para asimilar la situación, pero lo que no está bien es que vivas quejándote hasta de la más mínima cosa. Cuando sientas la necesidad de quejarte, mira a tu alrededor, de seguro verás a personas con el triple de problemas que los tuyos, y quizá hasta los veas felices. También es un hecho, que el convivir con una persona que se queja de todo… ¡cansa!, pero lo peor es que te haces más daño tú, ya que al quejarte constantemente le envías una señal a tu cerebro y desencadena una reacción de estrés, miedo o ansiedad.
#6. DEJA DE DAR TANTAS EXCUSAS
Las excusas te limitan, te estancan y no te permiten vivir tu vida al máximo. En lugar de dar mil pretextos, dirás: “YO PUEDO, YO QUIERO Y VOY A SALIR ADELANTE”, así como mandas una señal negativa a tu cerebro cuando te quejas, al decir palabras positivas tu cerebro reacciona de forma saludable. Así que ve por ese proyecto que tanto has postergado.
#7. DEJA DE CRITICAR
Criticamos por diversas razones, pero al final de cuentas quien queda mal no es la persona criticada sino quien la juzga. De acuerdo con diversos estudios, si tienes buen concepto de las demás personas tus indicadores de felicidad serán muy altos y reunirás una serie de valores tales como el entusiasmo, la nobleza y serás una persona con una mente muy equilibrada. Es una conclusión muy lógica, ya que tu predisposición a tener en buena estima al prójimo es un indicador de que estás satisfecho con tu vida.
#8. NO TE RESISTAS A LOS CAMBIOS
El cambio es una ley de vida, ¡no te resistas! Cambia la naturaleza, cambia el clima, cambia nuestro físico, cambiamos nuestras actitudes, cambia la tecnología. En este mundo cambia todo. El cambio nos aterra, porque nos gusta estar en nuestra zona de comodidad. Nos sentimos conformes con lo que tenemos y no creemos que si hacemos un cambio podemos mejorar aún más. Los cambios los debemos de ver como una puerta que se abre para ayudarnos a pasar a otro nivel.
#9. DEJA IR EL PASADO
Para ser feliz, es necesario que dejes ir el pasado, aunque sabemos que no es nada fácil, sobre todo si nuestro pasado fue mejor que nuestro presente, pero debes aceptar que eso no volverá y solo te queda vivir el presente. Toma en cuenta que ahora puedes realizar cosas que te enorgullezcan, así que no te quedes en el ayer lamentándote, mejor actúa en al ahora.
#10. NO TE APEGUES A NADA
Hay un deseo común que es el cumplimiento de lo que se cree que va a dar felicidad al yo, al ego. Ese deseo es apego, porque ponemos en él la seguridad, la certeza de la felicidad, pero esto es un error. Uno comienza a gozar las cosas cuando está desapegado, porque el apego produce ansiedad. Si estás ansioso cuanto te aferras a algo, difícilmente podrás gozarlo. Por lo tanto, lo que te proponemos no es una renuncia al goce: es una renuncia a la posesividad, a la ansiedad, a la tensión, a la depresión frente a la pérdida de algo.
Sabemos que es estar en una oscuridad tan profunda que ni siquiera recuerdas cómo se siente el ser feliz, verte tan hundido que parece que tu vida nunca va a volver a ser la misma de antes, pero recuerda que nada dura para siempre, además después de la tormenta, siempre llega la calma, y el sol vuelve a brillar otra vez.