Todos tenemos esos días en donde queremos estar acostados en cama, dormir o descansar. Que fácil sería tener todo a la mano cuando nos sentimos así, comida, bebidas, controles, buenas series, etc…
Si por alguna razón has pasado muchas horas en cama, estoy segura que notaste que a pesar de estar “descansando” no tenías mucha energía y sentiste tus músculos tensos o con poca movilidad.
Esto es lo que pasaría si pasáramos un año completo tirados en la cama.
Los primeros en cambiar serian los pulmones. Cuando estamos de pie la gravedad asegura que estén en su lugar, si estamos acostados la parte inferior de los pulmones recibe mucha presión y terminaría por arrugarse. Esto hace que sea más difícil que la mucosidad pase por los pasajes colapsados. El moco puede quedar atrapado e infectar los pulmones, lo que conduciría a una neumonía. Por esta razón los médicos piden a las personas con alguna enfermedad respiratoria que se sienten y tosan de vez en cuando.
Ahora imagina que tienes una semana estando en cama. Tus músculos y huesos han dejado de cumplir con una de sus funciones principales: soportar tu propio peso bajo la gravedad. Si no usas tus huesos y músculos los pierdes. Por cada semana que pases en la cama, pierdes aproximadamente 1% de densidad ósea. Tus huesos se vuelven más frágiles, por lo que es más fácil que se fracturen.
Los músculos utilizan el azúcar de la sangre para funcionar, pero después de sólo diez días de reposo, este proceso se vuelve muy lento. ¿Qué pasa con toda esa azúcar que tus músculos no utilizan? Se queda en tu torrente sanguíneo y es muy probable que desarrolles diabetes tipo 2.
Ya para los quince días de “descanso”, empezarás a desarrollar úlceras o llagas. Las llagas se forman en las partes en las que tus huesos ya no tienen músculo alrededor de ellos, como la cadera, los glúteos, los tobillos y las rodillas. También la presión rompe el poco tejido muscular y de la piel, incluso llegando a exponer tus huesos. Por esta razón, los pacientes que no pueden moverse por enfermedades graves necesitan ayuda para moverlos, pues así es como ayudan al flujo sanguíneo y a que la masa muscular no se pierda tan rápido.
Ahora tienes un problema nuevo: mientras menos músculos tienes, menos oxígeno recibes.
Un mes después, tu corazón bombea 30% menos sangre por latido. Entre más tiempo pases acostado, te va a costar más trabajo levantarte. Tus huesos son muy débiles para soportar el poco peso que ya tienes porque ya perdiste masa muscular, y tu corazón no tiene la suficiente fuerza para ayudarte a levantarte.
Imagina que decidiste pasar un año acostado en tu cama. No has salido, sigues en el mismo cuarto. Tu cerebro también está recibiendo menos oxígeno estar en un mismo lugar viviendo exactamente lo mismo todos los días, es malo para tu salud mental y emocional. Un ejemplo de esto es que cuando una mujer embarazada necesita hacer reposo en cama, aumenta su riesgo de sentir ansiedad y depresión.
Muchas veces el cansancio no es sólo físico, sino mental o emocional. Considera que sentirte así no es malo y que no vale la pena presionarte para “estar feliz”. Es muy válido estar triste, harto, cansado, frustrado o enojado. Pero considera otras opciones para descansar o distraerte.
Ahora sabes lo que le pasa a tu cuerpo cuando no tiene ninguna actividad.