Comúnmente llegamos aprender nuestra identidad emocional por los daños que nos han ocasionado. Pero lo que debes evitar que tus heridas no te conviertan en alguien que no eres .
Si revisamos nuestro pasado con frecuencia la herida se infectara aún más. Estamos acostumbrados a vivir con un dolor latente al que no queremos hacer caso, pero en el fondo sabemos que nos está doliendo y nos permite seguir con nuestro camino. No nos deja disfrutar del presente.
El pasado es un amigo que debemos de atenderlo y sanarlo para evitar acomodarnos a vivir con él.
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Las heridas se infectan con la ira el miedo al abandono, el despecho o rencor, la soledad, la traición , la tristeza, anhelos y culpas.
¿Cómo sanar?
Analiza tu interior y localiza las heridas. Escribe en una hoja dónde duele, si te incomoda hablar de algo o de alguien. Anota cómo te hace sentir, triste, enojado, decepcionado.
Hablar de tus heridas. Será difícil pero las heridas además de doler nos limitan, nos hacen inseguros. No importa cuánto tiempo lleves guardando, vacíate con alguien de confianza. Si no te sientes seguro, ve con algún terapeuta.
Cura tus heridas. Deja que salgan los sentimientos, no los guardes. Ve poco a poco, no tengas prisa de sanar. Empieza a realizar actividades que te mantengan ocupado y con el tiempo se curarán.
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RECUERDA
Si no te trae alegría a tu vida… SUELTA
Si no te ilumina ni te construye… SUELTA
Si permanece pero no crece…SUELTA
Si te procura seguridad y así te evita el esfuerzo de desarrollarte…SUELTA
Si no brinda reconocimiento a tus talentos…SUELTA
Si no acaricia tu ser…SUELTA
Si no impulsa tu… despliegue…SUELTA
Si dice pero no hace…SUELTA
Si no hay lugar en su vida para tí…SUELTA
Si intenta cambiarte…SUELTA
Si se impone el “yo”…SUELTA
Si son más los desencuentros que los encuentros…SUELTA
Si simplemente no suma a tu vida…SUELTA.
SUÉLTATE …la caída será mucho menos dolorosa que el dolor de mantenerte aferrada a lo que NO ES.